16.1.12

Mi amigo Miedo.

Tengo Miedo. No es nada nuevo, pero de vez en cuando me acuerdo de que lo tengo. Le atrapé hace años, me lo encontré de noche, le canté una canción y se quedó dormido, así que lo metí en un tarro de cristal y lo he puesto en una estantería, junto a mis libros favoritos y un CD de Pink Floyd. Ahí sigue, despierta de madrugada y me mira con sus ojos fluorescentes, a veces me pregunta la hora en algún idioma extraño, así que he optado por ponerle un reloj cerca para que no me moleste. No es que no me sienta mal por tenerle encerrado en un botijo, pero mejor así que suelto por ahí, haciéndome cosquillas o acechándome en sueños. Suelo imaginar que un día de agosto consigue escapar y me vuelvo loca buscándolo, y si no lo encuentro rompo a llorar, pero al menos ya tengo bote de cristal vacío para poder meter la tristeza. En el fondo, si no está le echaría de menos. Te quiero, Miedo. 


3 comentarios:

  1. Esta entrada me hace pensar en mariposas... Yo también tengo miedo

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  2. Mariposas? que relación mas curiosa, quizá en otra vida tenías miedo a las mariposas. Espero que lo tengas bien controlado, en un tarro, una cajita de madera o una jaula con candado. Un beso.

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  3. Pues no veas la suerte que tienes. Llevo mucho tiempo intentando capturar al mío pero no lo consigo. Nunca duerme ¿será que toma mucho café? Tendré que vigilarle un poco más. Incluso cuando parece tranquilo, dócil y prácticamente inerte si me acerco se activa y sale corriendo (y si no me acerco también). Le encanta reírse de mi. Y por ahí sigue, haciendo de las suyas como mejor le place. ¿Al tuyo le diste algún tipo de pastilla o algo?

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