Que no te puedan las miradas cuando intentas respirar, cuando buscas la luna en los resquicios de la ventana, en las esquinas de la ciudad dormida, que no te pueda el miedo, de seguir, de gritar, de decir que no estás conforme con todo, o con nada. Que no te dejen sin voz los perros de la sin razón, aquellos que armados hasta los dientes, disparan argumentos absurdos y juegan con tu voluntad. Que no te pueda ni la guerra ni la paz, ni los extremos rojos, ni las cruces del odio, ni los tronos ni las corbatas, que no te pueda el cansancio ni la sangre, que no te pueda el horror. Que no te engañe la ilusión de papel que se esconde en tu cartera, en los grandes almacenes, la que habita bajo la miseria de los llamados miserables. Que no te pueda el latido del humo y la radiactividad, el aliento de las grandes maquinas, el aire muerto.
Pero que si te pueda la rabia, el amor, la lucha, que te pueda la poesía que se escucha al agitar al viento las banderas negras, que te pueda la insumisión, la conciencia, la esperanza, que te pueda la utopía, la justicia y la bondad, el cielo teñido de escarlata, que te pueda el deseo de ver arder todo.
Amén... No tengo más que decir.
ResponderEliminarBesos, Sara.
Genial Sara. En tu linea.
ResponderEliminarMe encanta esa foto , el arrojo y la valentía defendiendo ideales.
ResponderEliminarEl chamán.
Ene, Lucía, gracias por leer, un beso :)
ResponderEliminarChaman, La muerte de un miliciano, de Robert Capa, a mi parecer una de las imágenes que mejor recogen el horror de la guerra civil. Un placer tenerte por aquí, besos.