Los busca y los encuentra, husmea entre los terrones secos de tierra y extrae de ellos cadáveres de tiempo, retales de historias descompuestas. Los observa y les escucha, parece que incluso habla con ellos, los plasma en papel y lápiz, en lienzos y oleo, en fotografías, los ama y busca revivir sus colores, obsesionado, pero necesita aire y se desespera, rompe a llorar y en una bocanada de rabia lanza todo al suelo, las pinturas se derraman, los papeles se arrugan, los huesos se rompen. Todo tiembla, cuanto trabajo dedicado a algo que ahora yace, muerto de nuevo, en el suelo de su taller. Quiere amarlos, quiere acariciarlos y sentirlos cerca, llegar a donde están, su locura le ha llevado por el camino del exterminio. Lame el frío hueso, lo besa con ternura, dulces calaveras, se retuerce en el suelo. Ha llegado la hora, movimiento inerte de la muerte, calor humano hacia algo inexistente, a partir de aquí todo se torna difuso y terrible.
La ventana se ha quedado abierta, el viento remueve los papeles del escritorio. Dos cuerpos reposan sobre el suelo, uno sangre, el otro marfil.
ahora es feliz, ke bonito!! :)
ResponderEliminarEs muy tierno, espeluznántemente tierno
Me pasa lo mismo con las partituras. A ver si te pasas por mi casa que nunca me visitas :( besos!
ResponderEliminarDemakrada, no lo había visto de esa manera, la verdad, pero tienes razón, ya está con quien mas quiere. Que bonita tu capacidad de ver el lado tierno de lo mas oscuro o macabro, me encanta. Gracias por pasar, besotes! :)
ResponderEliminarNiña que canta con lobos, soy una desconsiderada, a penas abro el blog para escribir y poco mas, pero no te creas que no me paso por tu casa, me gusta hacer visitas silenciosas y secretas, no hacen tanta ilusión como recibir un comentario, lo se, así que prometo dejarte huellas de lobo en la nieve cada vez que pase por ahí. Un abrazo enorme y silencioso :)